¿Cuantos espermatozoides tuviste que pasar para llegar a ser concebido? parece una pregunta estúpida , ¿no?. dirás ¡¿yo qué voy a saber ?! o ¡¿A mi qué me importa?! probablemente andes en el estrés diario del trabajo , la universidad o quien sabe que ocupación; tal vez de vez en cuando pienses ¿ por qué me pasa esto a mí? ¿qué malo hice para merecer esto ? o tal vez tu vida es tan buena que nunca te has preguntado que carajos hacer con todo lo que te ha dado o quitado. Tal vez eres tan putamente feliz que no te has dado golpes contra situaciones que salen de tu control o contra enfermedades que no sabes como trabajar. Bueno siendo así te envidio, serias la primera persona en el planeta que nunca se ha sentido triste por cosas que para otros es manejable, soportable, absurdo, tonto o simplemente una tormenta en un vaso de agua. Cuando se es demasiado bueno debe haber algo malo.
Cuando las cosas van mal, cuando te sientes incapaz de superar esta situación, triste , dolido , cansado de esta pinche vida; en ese puto momento en el que entra uno en una depresión toda tonta, en vez de preguntar "¿por qué a mi?" debería uno pensar en todas las otras batallas luchadas en esta vida, y no , no hablo de las propias, ni de las muy lejanas. Hablo de esas pequeñas batallas que dan a diario nuestros familiares y amigos por nosotros. ¿Cuantas noches dejo de dormir tu mamá por calmar tu llanto de niño cansón? ¿ cuantas porcelanas tuvo que comprar tu tía para reponer las que con el balón habías roto? - dirás:¿qué absurda, son cosas que no dependen de mi. Y si, son cosas que no dependen de ti, pero en las que tuviste que ver, marcaste la diferencia, porque ahora eres el orgullo de tu madre y la risa de la reuniones familiares al recordar la porcelana mocha que dejaste sobre el armario escondida y que años después la tía pondría con orgullo en el bife.- esto por citar solo un par de ejemplos.
Entonces va uno quejándose, años después de sus dolores, de sus estrelladas, de los abandonos y de las malas experiencias, entrando y saliendo de tristezas, inseguridades y pensamientos negativos... y cuesta, cuesta mucho voltear a ver el pasado, entender que no va una sola con su carga, que las quemaduras, los abandonos, los descuidos, los accidentes invasivos no le afectan solo a uno, que las lagrimas derramadas se duplican por todos los que te quisieron desde muy pequeña, por los que te acompañaron en el camino; que no solo son lagrimas, sino orgullo, de todas esas batallas ganadas, ¿cuantas caídas te diste la primera vez que montaste en bici? y cuantas veces corrió tu papá ( o figura paterna) a recogerte y a hacerte sentir valiente por montar, por seguir, por insistir. A mi , por ejemplo, me parece increíble como después de tantas caídas en los patines, mis padres ( mis dos mamás y mi papá) se preocupaban por mi coxis, por mi cadera, por mis codos, se preocupaban por todas las heridas del pasado; yo , estaba feliz, había aprendido a montar patines a pesar de estar dolida, a pesar de no poder caminar muy bien. ¡Había aprendido! Era fuerte y lo sabía, la vida, en ese preciso instante no me iba a ganar. Se va uno con la sensación de que no vivió lo suficiente, que no era feliz, pero al recordar echa risas, llantos, alguna que otra grosería por tanta tontada.
Al final, aunque cueste, te das cuenta que no eres tu solo el que sufre, el que ríe o el que llora. No eres tu solo el que se lastima cuando te sientes incapaz, es la reunión de todas aquellas personas que a pesar de tus errores, de tus debilidades y de tus fortalezas, siguen y siguen, porque se le da la gana, por que te aman, porque ven en ti algo que tal vez tu no ves, por obligación... ¡por lo que sea! pero no estas solo, no eres solo un yo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario