Así en noches como estas, donde se me prende mas rápido el bombillo que la imaginación, quería escribirte pedazo de corazón:
Me vale madres todo lo que paso este año, lo malo y tal vez las cosas buenas, me importa lo que crecí, lo que viví a tu lado o de lejos, agarrados de la mano o viendo tu fotografía.
Me llena de rencores tanto mal momento, la política, la mafia, las llamadas perdidas y el numero incorrecto, las muertes, las caras, buenas o malas; pero me alegra tu sonrisa, la manera de tu hablar, tu maldita manera de expresarte y hasta tu eterna competitividad.
¿Amar? no tiene precio si no se viven malos ratos, si no se construye amistad, si no se hace lo que se haría con un amigo, si no se vive en libertad.
¿odiar? ¿a ti? solo a ratos, cuando se me prende el incienso de la soledad y deseo solo quedarme sentada allí esperando que la vida pase sin contar conmigo, me recupero pronto cuando veo tu silueta en la sombría imaginación que me acompaña siempre, que nunca me abandona, pero te sigo odiando.
¿Que sería del amor sin un poco de deseo, de odio, sin un poco de sabor a problemas, de libertad y libertinaje, sin un poco de ti o de mi?
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